En Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Francia, Argentina o Chile comprar ropa de segunda mano es algo habitual.
Culturalmente nos gusta estrenar. Nos gustan las marcas.
Nada más emocionante que encontrar una tienda vintage, entrar y atrapar un tesoro a un precio increíble.
¿Por qué no hacemos lo mismo en Colombia, y optamos por comprar usado y darle un pequeño respiro a nuestro planeta?
Comprar ropa usada no es solo una iniciativa de estilo, sino también de conciencia.
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